Salieron del
colegio esa tarde como acostumbraban siempre cuando el ocaso se pintaba, y era en ese instante que de repente él la sorprendió con
un beso. Fue un beso breve, pero se sintió como si durará toda una eternidad.
El tiempo se detuvo sin motivo.
¿Qué piensas?
preguntó él con el dulce sabor impregnado de su boca.
Sonrojada, y aún con retazos de su beso en los labios,
suspiró y dijo ― Nada.
Lo miró con
una ternura sin igual que a él se le inundó el alma. Y tomando su mano
volvieron al camino sin más palabras que la de un beso.
Momentos. Breves Historias de Amor.
Enrique Urueta
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