sábado, 25 de enero de 2014

Oscuridad


Se contuvieron las nubes grises;
su dulce lluvia de néctar y besos cesó
en esta soledad que me he inducido.
Que amargo laberinto de claveles oscuros,
que sueños lúgubres he tenido despierto,
Que amargas son mis manos sin las tuyas;
me pesa el tiempo y las sombras
que se derraman en este día de sol negro,
con cielo de apagado azul y de nubes marchitas;
pero como me pesan las lagrimas
que emanan de este corazón de piedra.

El mundo no es mas que un árbol
deshojando, en esta temporada, su silencio:
me cubren sus hojas de mutismo sombrío
como un océano de perpetua oscuridad
ahogándome en mi propia ausencia
y en las amargas lagrimas 
de estos tristes ojos carentes de tu mirada.

Que vacío lleno de millares de abismos oscuros,
que tristeza mas amarga
torturada por mi orgullo,
verdugo de mi existencia.
Si tan solo estuvieran tus labios para rescatarme
calmarías, con una sola letra, mi agonía.

Que una pluma de tu ala cruce la tierra
y atraviese esta soledad;
que tu alegría llegue un día de estos
y me libere, por siempre, de mi oscuridad.

Enrique Urueta

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