jueves, 23 de enero de 2014

Inesperada

Desperté arrepentido. Que chica. Que fiesta.  Los besos que me guardé pasan por mi garganta hasta el estómago y llegan como mariposas. Este cadáver aun siente algo. Voy al refrigerador a ver que recuerdos aun conservo y que sueños están por caducar, y lo que todos queremos o al menos yo quiero, un beso en el desayuno para alimentar el alma, aun no llega. Pero miren: Mi cerveza se mantiene fría. Y ahora que ella no está, ni estuvo, ni estará -como mi razón supone y mi corazón se niega a creer-  no me queda más que seguir llevando este cuerpo por la vida hasta que unos labios me liberen o, como es de imaginarse, nuestras almas se fragmenten a causa de un amor fallido como la clonación de algún momento inolvidable o la misma historia que se repite, aunque pienso que las cosas no se repiten dos veces del mismo modo.  Pero dejo un retazo de esperanza y te sugiero que hagas lo mismo, pon un sueño inquebrantable bajo tu almohada. 

Bien, me sacudo la nostalgia, y como es de mi rutina, sacaré a Nerudino, mi perro, de paseo. Hoy tiene una alegría e inquietud de la que me contagia un poco, quizás haya algo de esperanza para este día, pues al fin y al cabo vivo, y los nuevos días son de segundas oportunidades.  Entonces, voy para el parque con una frágil sonrisa que se podría desmoronar en cualquier instante, y es en un instante que Nerudino se  escapa y se echa a correr; era de esperarse su traición con tanta alharaca que traía, y hay me ven yendo en su búsqueda; y es en esa búsqueda cuando la vi, como ver la primavera en pleno invierno; un sol que desgarró mi frío. 
-¿Es tu perro?- Dijo aquella chica que me cautivó desde el primer instante.
-Si, Nerudino- dije disimulando mi cansancio, tratando de sonar lo más fluido posible. 
-Es muy bonito y tiene un bonito nombre. 
Y me sonrió, como de esas sonrisas que no se olvidan enseguida.Que te trae  una felicidad que te inunda y te dura todo el día sin importar nada. Y así con esos labios sonriéndome y grabados en mi memoria se marchó.¿

La volveré a ver? Eso espero, pensé.


Enrique Urueta

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