Son tus manos nubes divididas
que han tocado la noche de los arboles nocturnos
e hicieron florecer los retoños de la nada;
tienes la primavera entre los dedos.
Acariciaste la medialuna consagrada,
La espiral y su pálida linea,
como no besar tus manos de pétalos alvinos
que son doblemente lunares,
que multiplican la esencia de la luz y la ternura.
Tus manos sabiamente hablan de amor
en lenguaje de caricias,
en palabras no escritas,
que me inundan y me aprietan.
Me gustan tus manos
pues en ellas duermen algunos besos errantes
que viajaron de mi boca hacia tu cuerpo:
un puente donde cruzo hacia tus labios
y pongo mi vida para amarte.
Enrique Urueta
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