Las calaveras de tus ojos brillan
como lunas de plata inmaculada.
El lobo negro aulló en tu nombre.
El bosque cantó su oscura sinfonía.
Eres el hermoso poema de la noche,
Aquel verso que brota de la boca
de los ángeles nocturnos
como un beso inesperado.
Descendieron las mariposas
hambrientas a comer el otoño
de tu nívea piel de estrella,
Y me llené el corazón
con tu sangre nocturna:
El hermoso poema de la noche.
Enrique Urueta
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