Ya he oído el silencio titilante de tu cuerpo,
la desnudez de la rosa,
la caída inmensa de la noche.
De qué luz te has vestido,
y tus ojos lejanos,
y tus besos tibios
del camino glorioso de tu boca
donde errante me he perdido
y sigo y sigo
varado entre tus senos y tu ombligo,
en el mesón de tu cuerpo,
entre tanta lluvia y rocío,
que mis venas secas humedece,
que mi sangre de deseo ha encendido.
Y te miro, y te miro,
enternecida luna de suspiros,
robándome el aliento,
el día, la noche, y todo lo que vivo,
y te beso y te beso
hasta el corazón, la sangre, y los suspiros,
la voz, la luna, y el destino;
te beso y te beso y no termino,
El cielo, tus ojos y el camino,
Te beso hasta la sombra, y la oscuridad
de la que te has teñido.
Y sigo la linea desnuda
del amor que se ha quedado
entre tu corazón y el mío.
Enrique Urueta
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