Silenciaste la boca de la muerte
con un beso de fuego y cenizas.
Tus labios palidecían como una luna en el horizonte.
Cristal frágil, mi muerte ahora,
sombra mía,
has venido con un nuevo estandarte de vida
a conquistar mi existencia.
me palpita tu amor en la oscuridad
y se redime la eterna luna de tus ojos
en la noche que en mis pupilas se fragua.
Las sombras y las luces se abrazan,
mientras se viste mi vida con el crespón
de tus fúnebres besos.
Tú y yo,
Hasta ver el ultimo ocaso,
hasta que la luz sea quebrantada,
hasta el ultimo poema de mi aliento
hasta morir,
así se traduce lo que entre letras
se oculta en nuestra palabra infinita:
¡AMOR!
(Amarte/ A-muerte).
Enrique Urueta
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