Del poema se desprendió la tinta de la noche
que sepultó al sol entre tantas sombras;
yo aquí escribo en el corazón de la oscuridad,
en el charco siniestro de las amapolas nocturnas,
en la eterna alma de la oscura soledad.
Los lirios suspiran la rima de la luna
en medio de los jardines de piedra
donde mi alma yace intacta escribiendo:
"Que mi sangre fluya corrompiendo
el silencio de las frías estrellas del cielo."
Gime la mariposa copulando en mi poema,
un aleteo de tinta negra, de noche oscura,
un cuerpo que mi pluma recorre inspirada
fluyendo como un beso de agua en la luna,
así deseada en mi poesía en cuerpo y alma.
Enrique Urueta
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