El silencio de la noche desgarró la sombra
Nutriendo, de algún modo, la letra en la boca de la luna,
Rozando libremente los labios de las flores que dormían.
Inquietando la sublime marea de tu ser y tu figura
Que se esconde en mi poesía;
Un silencio de miradas a oscuras
En el eterno secreto de tu boca.
Una vez más callas la luz de las estrellas
Robando su magia con tus ojos.
Un suspiro que no muere, un beso
Enterrado en mis labios, en silencio, silencioso,
Tan callado como un secreto;
Aletargado sueño de mariposa que mis labios desean.
Aletea, agita tus negras alas de tinta y mutismo,
No detengas tu sangre silenciosa que mi corazón se llena
Con este silencio de tu cuerpo, esta paz que me has traído
Olvidando el mundo que me rodea.
Nunca he sentido tanta calma en la tormenta
Ahora que he probado hasta el silencio de tus labios sombríos.
Enrique Urueta
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