
Llegué a la vieja casa de mis padres que había sido abandonada y alguien tocó a la puerta: era Rián. Pero que hermosa, fue una sorpresa encontrar a mi primer amor en este lugar olvidado. Charlamos un largo rato cuando el silencio del recuerdo nos invadió y me besó. Entonces volví a sentir aquello que había perdido: volví a ser un niño. Salimos y fuimos de paseo por el campo donde crecimos juntos e hicimos todo aquello que solíamos hacer juntos en nuestra infancia. Y entendí que Rián me regresó a los tiempos en los que en verdad era feliz: cuando nos amábamos sin saberlo, en aquellos días de inocencia.
Momentos. Breves historias de amor, Enrique Urueta
No hay comentarios:
Publicar un comentario